El sorprendente síndrome de Savant
Una enfermedad rara que nos hace reflexionar sobre la verdadera capacidad que puede llegar a tener nuestro cerebro si pudiéramos usarlo en su totalidad. Os hablamos del síndrome de Savant.
Las personas que tienen el síndrome de Savant tienen alterado el hemisferio izquierdo de su cerebro llegando a desarrollar de una forma asombrosa el lado derecho. ¿Qué quiere decir esto? Que estas personas pueden ser verdaderos genios en algunas áreas específicas que para el resto de personas puede ser prácticamente imposible, como la música, las matemáticas, la pintura, etc. pero, por otra parte, son incapaces de realizar actividades cotidianas sin ayuda, tales como comer o peinarse.
¿Qué sucede en sus cerebros?
La diferencia entre los cerebros de las personas con síndrome de Savant y el resto se encuentra en la capacidad de filtrar información. Es decir, un cerebro normal lo que hace es captar información y sensaciones de todos sitios pero la filtra dejando en nuestra memoria los datos que se consideran más importantes para hacernos una idea única del objeto que hemos visto o la lectura que hayamos hecho. En cambio, el cerebro de una persona con síndrome de Savant no hace filtro alguno. Esta persona va acumulando y acumulando información y hace que esa persona se convierta en alguien totalmente extraordinario al poder realizar actividades que casi nadie podría hacer.
Algunos ejemplos conocidos
Os hemos estado hablando de las maravillas que pueden llegar a hacer algunas personas con este síndrome y es más, algunas se han hecho famosas por todo lo que pueden llegar a hacer.
Basta de misterio. Pongamos nombres y acciones a algunas personas con el síndrome de Savant.
– Kim Peek
Puede que sea el personaje más famoso con este síndrome y del que más hayas oído hablar, más aún si has visto la película Rain Man porque está basada en él. Su nivel intelectual era muy bajo, en torno a 70 y nació con macrocefalia pero era un virtuoso con su memoria. Era capaz de leer dos páginas de libros a la vez, con un ojo en cada una de las páginas, en tan solo ocho segundos. Podía leer hasta ocho libros en un día. Y si no fuera poco, los libros que leía quedaban memorizados en su memoria. En sus 58 años de vida llegó a memorizar la mayoría de los casi 12.000 libros que había leído. También memorizó calendarios con fechas pasadas y futuras por lo que si le decías, por ejemplo, el día de tu nacimiento, te decía el día de la semana que fue. Las guías telefónicas estaban también en su memoria, al igual que mapas de carreteras estadounidenses: era un gps humano.
Eso sí, no podía abrocharse un botón por sí mismo, necesitaba ayuda de una segunda persona para cosas tan comunes como ésa.
-Alonzo Clemonts
Un estadounidense con un nivel muy bajo de coeficiente intelectual en torno a 40-50 pero con una gran habilidad: hacer esculturas de animales en barro. Tan solo necesita echar un vistazo a una imagen, un dibujo en dos dimensiones o una fotografía, es decir, no necesita ver al animal en directo para poder esculpirlo en barro. Su obra más famosa en la escultura de un caballo a escala real.
-Stephen Wiltshire
Un británico que es capaz de dibujar sobre un enorme lienzo una panorámica de cualquier ciudad de visite con todo detalle. Por ejemplo, sobrevoló la ciudad de Roma durante 45 minutos viéndola desde el aire. Tiempo más que suficiente para él para realizar un dibujo de la ciudad con todo lujo de detalles, incluyendo número exacto de ventanas de todos los edificios o el número exacto de columnas del Panteón.
Nada escapa de la vista de este genio de la pintura.
– Daniel Tammet
Es un británico cuya diferencia con el resto de personas con este síndrome es que no tiene una dependencia total de una segunda persona para realizar actividades básicas diarias pero que se asemeja a ellas al desarrollar habilidades de forma maravillosa. Por ejemplo, este hombre fue capaz de memorizar hasta 22.000 decimales del número pi en una semana y recitarlos en 5 horas. También sabe idiomas, en concreto once. Los aprende con suma facilidad. Prueba de ello es que aprendió islandés en tan solo una semana.
Impresionante.
Hay muchos más casos extraordinarios pero creemos que con cuatro ejemplos ya te ha quedado claro el desarrollo del cerebro que pueden llegar a tener las personas que tienen el síndrome de Savant.
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