La clave está en la flexibilidad. 

Nuestra mandíbula, así como la de todos los mamíferos, ha evolucionado para la fuerza bruta, para morder, y para mantener en su lugar a los fuertes dientes. 

Pero la mandíbula de las serpientes esta toda equipada con tendones, músculos y ligamentos que le dan una flexibilidad rayana en lo increíble.

Nuestra mandíbula está fija en su lugar, puede moverse para abajo y para arriba, y un poco hacia los costados. Es un hueso completo en forma de V que se inserta en los músculos del costado del rostro. 

La mandíbula de las serpientes está dividida en la punta de la V, y toda ella está unida por ligamentos, tendones y músculos que le permiten movimientos hacia todos lados, así como la capacidad de agrandarse varias veces al tamaño normal de su boca.

No se disloca, ni se separa, está conectada todo el tiempo. Los dos huesos más largos de la mandíbula se pueden mover de forma independiente. Y la parte que en nuestro caso se inserta en el cráneo, en las serpientes se articula de una forma similar a la de nuestro hombro, lo que le da mucha libertad de movimiento.

Ahora, si bien esa boca puede abrirse a un tamaño tal como para dejar pasar un antílope o un humano, 

cómo hace la serpiente para pasarlo?, ya que no tiene brazos para ir empujando a su presa. 

De a poco, muy lentamente, la serpiente va moviendo su cuerpo y los músculos de la boca, como si se moviese a través de la presa, ayudándose con la saliva.

Una vez dentro, el cuerpo de la serpiente es totalmente elástico, y el estómago puede digerir la presa que sea, eso sí puede estar días y días deglutiendo primero, y digiriendo luego a su alimento. 

Con presas del tamaño de un antílope toda la comida puede durar hasta 15 días.