Descubrimientos científicos por casualidad
Imagina un investigador observador, con algo de fortuna y mucha mano para los descubrimientos e inventos. Personalizamos la serendipia, es decir, el descubrir algo mientras se buscaba otra cosa, en un inventor ficticio que estaría detrás de algunos de los hallazgos más útiles de los últimos tiempos.
Viagra
La milagrosa pastillita azul fue creada para otros fines: se buscaba un nuevo medicamento que regulara la hipertensión arterial y la angina de pecho; pero para sorpresa de los científicos de Hospital de Morriston, en Gales, cuando se estaban haciendo los primeros ensayos, se comprobó que sólo tenía un ligero efecto en la angina de pecho, pero tenía una potente reacción en la erección.
Post it
En 1970, Spencer Silver, químico estadounidense estaba realizando pruebas para conseguir un pegamento potente para la empresa 3M. Pero sólo consiguió hacer un simple adhesivo, que más tarde lo usaría un colega suyo para marcar con notas el libro de himnos de la iglesia, en cuyo coro participaba. El pegamento utilizado en la hoja era perfectamente desprendible, y así fue como nació el Pos-it.
Velcro
Un ingeniero suizo llamado George de Mestral, estaba en 1941 paseando a su perro como lo hacía todas las tardes. Luego de observar el trabajo que costaba quitar del pelaje de su perro y de su ropa, los cardos o cadillos que quedabn adheridos. Decidió examinar los pequeños ganchos en sus púas y comenzó a experimentar con varios materiales para conseguir el mismo efecto artificialmente. Lo logró en 1955. Mestral descubrió que el Nylon cosido con rayos infrarrojos formaba unos ganchos que se pegaban igual que la setaria, a la tela más aterciopelada. De hecho, el nombre Velcro proviene del francés, por la contracción de las palabras "velours" (terciopelo) y "crochet" (gancho).
Patatas fritas
patatas fritas tipo chips (las que están cortadas en forma redonda y delgada), surgieron en un restaurante llamado Moon Lake Lodge's, en Saratoga Springs, Nueva York, en 1853.
En esa época George Crum era considerado como uno de los mejores chefs del mundo. Crum era capaz de tomar cualquier cosa comestible y convertirla en un manjar de reyes. Por lo tanto, el hotel donde trabaja se hizo conocido y atrajo famosos multimillonarios de la época.
Sin embargo, en 1853, uno de los huéspedes se quejó por el grosor, la humedad y la suavidad de las papas; así que, exigió que le cambiaran el plato por uno bien hecho. Se dice que George Crum se enojó y decidió darle una lección al odioso comensal: cortó las papas más delgadas que de costumbre, las introdujo en aceite caliente por más tiempo y le echo más sal que lo habitual. Crum esperaba que el huésped odiara el invento, pero su plan fracasó: la persona pidió un segundo plato hecho de la misma forma. Pronto todos los clientes pedían las papas especiales de Crum, a la que bautizaron con el nombre de Saratoga Chips.
Rayos X
A finales del 1800, los científicos habían descubierto las ondas de radio y la radiación. Fuerzas que aunque nadie las podía ver, sí, estaban presentes y se podía comprobar mediante instrumental técnico. Estos fenómenos inexplicables llamaron la atención de los científicos, en especial del físico alemán Wilhelm Röntgen, quien comenzó a experimentar con rayos catódicos y gas, tal y como ocurre hoy en día con los tubos fluorescentes.
Röntgen, mientras experimentaba con los tubos de Hittorff-Crookes y la bobina de Ruhmkorff para investigar la fluorescencia violeta que producían los rayos catódicos. Tras cubrir el tubo con un cartón negro para eliminar la luz visible. En una de sus numerosas sesiones, el físico hizo correr electricidad a través del gas y el tubo comenzó a brillar, pero no fue lo único: un producto químico había dejado un rastro en un cartón negro que se supone, debió impedir que la luz se escapara. Los llamó rayos X porque no sabía que eran.
Röntgen, mientras experimentaba con los tubos de Hittorff-Crookes y la bobina de Ruhmkorff para investigar la fluorescencia violeta que producían los rayos catódicos. Tras cubrir el tubo con un cartón negro para eliminar la luz visible. En una de sus numerosas sesiones, el físico hizo correr electricidad a través del gas y el tubo comenzó a brillar, pero no fue lo único: un producto químico había dejado un rastro en un cartón negro que se supone, debió impedir que la luz se escapara. Los llamó rayos X porque no sabía que eran.
Después de entender el proceso y mejorarlo, "fotografío" la primera radiografía humana utilizando la mano de su mujer, esta manifestó: "He visto mi propia muerte"...
Röntgen fue recibó múltiples reconocimientos.
Edulcorante sintético (sacarina)
Fue descubierto en 1879, por Ira Remsen y Constantin Fahlberg, cuando realizaban investigaciones en la Universidad Johns Hopkins sobre la oxidación de los elementos químicos.
Constantin Fahlberg trabajaba en un derivado del alquitrán de hulla (utilizado hoy como recubrimiento o pintura anticorrosiva), y observaba sus reacciones con compuestos como el amoníaco, cloro y fósforo. En la cena, notó que sus dedos extrañamente tenían un sabor dulce, provocado por la caída accidental de una de las mezclas experimentales sobre sus manos. Así descubrió la sacarina.
El teflón
El químico estadounidense Roy Plunkett fue contratado en 1936, por la empresa DuPont, en la que permaneció toda su vida laboral. En 1938, mientras trabajaba en el desarrollo de sustancias refrigerantes, en medio de un experimento nocturno Roy combinó gas tetrafluoroetileno con ácido clorhídrico. Pero lamentablemente, se le hizo tarde y al volver al otro día vio como el gas que había presurizado en bidones había desaparecido, aunque estos pesaban igual. Al averiguar la razón, se le ocurrió cortar los bidones; y observó que el gas se había solidificado en los costados, generando una superficie resbaladiza. Así comenzó a experimentar hasta descubrir que el nuevo material resistía hasta los químicos más corrosivos.
En 1945, Plunkett patentó su producto bautizándolo como Teflón.
La plastilina
Cuesta un poco de trabajo creer que aunque actualmente la plastilina o masilla se utiliza hoy en día para aumentar la creatividad de los niños mientras juegan, la plastilina fue ideada en un principio como un producto para la limpieza. Cuando el carbón era el material más utilizado como medio de calefacción en las casas, antes de la Segunda Guerra Mundial. Joseph McVicker, se dedicaba a limpiar el hollín de las paredes de los hogares utilizando un compuesto creado por su compañía, Sin embargo, con el fin del conflicto, la compañía cayó en la bancarrota.
Pero en el transcurso de 5 años, todo cambió. A inicios de 1950, McVicker se dio cuenta de que su hermana utilizaba el material de limpieza en su escuela como plastilina, y decidieron emplear el compuesto como un juguete no tóxico para niños.
El horno de Microondas
Durante la Segunda Guerra Mundial, se utilizaba el radar como tecnología para detectar aviones, submarinos y barcos enemigos. Percy Spencer, un científico de la compañía Raytheon, quien experimentó con una nueva clase de magnetrón: un tubo que genera energía para alimentar el radar. Spencer se dio cuenta que el chocolate que tenía en sus bolsillos comenzó a reaccionar a las microondas. Inició sus pruebas con distintos alimentos como semillas de maíz para hacer palomitas cerca del tubo, y desde lejos vio con como el maíz se movía, se cocía, hinchaba y brincaba esparciéndose por todo el laboratorio.
A la mañana siguiente, el Spencer decidió colocar el magnetrón cerca de un huevo de gallina. Le acompañaba un colega curioso, que atestiguó cómo el huevo comenzó a vibrar debido al aumento de presión interna originada por el rápido incremento de la temperatura de su contenido. El curioso colega se acercó justamente cuando el huevo explotaba, salpicándole la cara con yema caliente. El rostro del doctor Spencer, por el contrario, se iluminó con una lógica conclusión científica: lo acaecido a la barra de chocolate, a las palomitas de maíz y ahora al huevo, podía atribuirse a la exposición a la energía de baja densidad de las microondas. Y si se podía cocinar tan rápidamente un huevo, ¿por qué no probar con otros alimentos? Así comenzó la experimentación.
Sin embargo, las primeras unidades de microondas eran demasiado grandes, pesadas y costosas (alrededor de 5,000 dólares cada uno). Las ventas fueron desalentadoras. Luego, se hicieron más sencillos y prácticos.
En vista de que los comerciantes no podían tener los alimentos calientes esperando a los clientes, ya que esto significaba una pérdida cuantiosa. En su lugar, congelaban los alimentos y después rápidamente lo descongelaban para su uso en el microondas. Esto proporcionaba alimentos más frescos, con menos desperdicio y más ahorro.
De inmediato los negocios de alimentos rápidos y restaurantes se dieron cuenta que el horno de microondas resolvía más problemas de los que creaba.
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